Cuando tomas la decisión de irte de tu país para emprender un viaje sin billete de vuelta, cuando sabes que pasará mucho tiempo antes de regresar, es totalmente inevitable y necesario cambiar ciertas ideas referentes al concepto del hogar, de donde uno se encuentra a gusto. Vendes, empaquetas, te despides de la mejor manera de tu vida anterior, metes lo indispensable en una mochila la cual va a ser tu casa andante durante quien sabe cuánto tiempo y emprendes el viaje que te llevará a descubrir nuevas culturas, formas de ver la vida, nuevos amigos y experiencias imborrables en tu retina. Pero realmente uno se siente como en casa cuando viaja sin billete de vuelta ?

there is no place like home

Todos hemos tenido la misma sensación y los mismos síntomas que Dorothy tuvo en la película el Mago de Oz en algún momento de nuestras vidas, sobretodo cuando somos pequeños tendemos a pensar que en un abrir y cerrar de ojos estaremos a salvo entre los brazos de algún ser querido, en ese lugar el cual llamamos casa, donde uno se siente calentito, a gusto y protegido de las amenazas del mundo exterior. Pero realmente, ¿ necesitamos tener esa seguridad, saber que tenemos ese as sobre la manga de un lugar seguro y estable ? ¿ Que pasa para los que deciden como yo emprender una vida nómada viajando sin billete de vuelta ?

Considero que uno nace viajero, con ese espíritu aventurero que lo caracteriza. Me atrevería a decir que uno nace más propenso a vivir la vida con miedo o con valentía. Y es sumamente decisivo cuando nos planteamos vivir la vida viajando.
El viajero es más primitivo, superviviente y desarrolla al máximo su capacidad de adaptación al medio que le rodea cuando viaja sin ninguna prisa, sin ninguna cuenta atrás. Todos los sentidos se desarrollan mucho más, somos más sensibles y estamos más abiertos al cambio, a conocer, a aprender, a explorar y dejarnos llevar por lo que el nuevo destino nos pueda regalar.

No hay ningún lugar que me deje indiferente cuando viajo y siempre intento exprimir al máximo la experiencia aprendiendo de su gente, de su cultura pero si tengo que responder a si uno se puede llegar a sentir como en casa, me respuesta es sí y en mi caso esa casa es Bali hasta el momento.

El hogar es cualquier rincón donde puedas ser tú mismo.

— Stupendous Girl (@mevoyhastaluego) 26 de agosto de 2016

vida nómada

Dentro de poco voy a regresar y será ya mi tercera vez. Creo que tengo algún tipo de conexión muy profunda con este país. Según Rai, el cual considero como mi segundo padre, mi tío balinés que conocí en mi primer viaje a Bali y que siempre me trata como si fuera una más en su familia, dice que es el karma, que nos conocimos en otra vida pasada, en otro cuerpo, momento, lugar y que tenemos algo que aprender uno del otro y es por eso por lo que siempre en algún momento estoy de regreso a Bali. No me considero nada religiosa, pero es bonito como en otras culturas resuelven ciertos enigmas sobre la vida.
Quién sabe, quizá tenga razón y necesito encajar alguna pieza de un rompecabezas que me quedó sin resolver en otra vida anterior con el y su familia, quizá por eso me siento como en casa siempre que voy y poco a poco voy perdiendo la noción del hogar como una casa con paredes, con mi familia biológica y mis amigos de toda la vida y se va ampliando a otros lugares remotos del mundo, con gente y paisajes desconocidos y que poco a poco van formando y creando una nueva visión de lo que es para mí el hogar, ese sitio donde me siento a salvo, confortable sin miedo a decidir mi siguiente destino porque sé que estaré a salvo vaya donde vaya.

me siento como en casa

Ya no se echa tanto de menos porque cada momento que vives, cada persona que conoces llena ese vacío que se crea al dejar el nido. Te cambia, te toca, te transforma, te hace olvidar ese miedo y concepto que la sociedad nos inculca desde pequeños sobre la dependencia a alguien, a un lugar, eso de más vale bueno conocido que malo por conocer, el concepto exagerado de protección, de atarse o aferrarse a algo o a alguien. No puedo concebir la vida, el amor y todo su potencial si no va relacionado con el concepto de libertad.
Y si uno rompe con esta coraza que la sociedad occidental impone, el viaje tanto exterior como interior se convierte en una experiencia inolvidable y vital para crecer y vivir la vida en toda su plenitud. Te puedes sorprender de la cantidad de amor que puedes llegar a recibir de lugares y personas desconocidas. De los vínculos que puedes llegar a crear en tan solo unos días, semanas o meses.

viajando por el mundo
 Es inevitable y necesario decir adiós a ciertos esquemas mentales sobre lo que pensabas que era antes tu zona de confort. Es imposible volver a ser el mismo cuando vives en otros países y  la añoranza a un pasado anterior, a todo lo que dejaste atrás, a tu ciudad natal va menguando y cambia así como tú vas cambiando a medida que viajas.

Me atrevería a decir que es necesario y sano. No es que uno se vuelva insensible y borre todos sus recuerdos anteriores cuando viaja sin billete de vuelta, al revés considero que el viajero desarrolla una sensibilidad innata y extrema a todo lo que le envuelve y el bagaje anterior no se olvida pero aprendes a dejarlo ir, te desaferras y desatas todas las cuerdas y nudos innecesarios y poco útiles para disfrutar el momento al 100 %.

Empiezas a ampliar tus ideas y te llegas a sentir de ningún sitio y de muchos sitios a la vez, siendo capaz de mirar al frente extendiendo los brazos sin ningún tipo de carga emocional pasada o armadura. El hogar se transforma en cada uno de los sitios donde aterrizas con tu mochila. El amor esta por todas partes, por todos los rincones del mundo. Es increíble la de conexiones que uno puede hacer en cualquier parte del mundo, la capacidad de extender las raíces, de expandir la mente.

amigos por el mundo

Hace poco leí un artículo del blog un viajero creativo sobre la cultura viahippie o esas personas que lo dejan todo y salen a  cumplir ese sueño, a priori, inalcanzable según los cánones del mundo que habitamos. Quizá como dice él perteneceré a este grupo de personas que no se conforma con lo que tiene, gente rara, friki, rebelde, ovejas negras saltando de país en país, pensando y planificando siempre próximos viajes, aventuras, locuras.

Y tengo que decir que me encanta, soy feliz, me siento libre, siento que pertenezco a cada uno y a ninguno de mis viajes por el mundo, que cada lugar me regala una pequeña familia, historias que contar y recordar y amor a rebosar para continuar andando y viajando por el mundo. Así que sí, echo de menos,  echo de menos todo lo que dejo en cada uno de mis viajes pero a la vez me voy cargada con una mochila llena de amor, amor que me da fuerzas para continuar el viaje hacia nuevos lugares que me darán cobijo y me harán sentir de alguna manera como en casa.

Y TÚ, ¿ VIAJAS SIN TENER EL BILLETE DE VUELTA? 
¿ CUÁNTO ECHAS DE MENOS ? 

Échale valentía a la vida ! Machado ya lo dijo una vez en su poema !

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.